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“Rescate en el Valle”, la historia no contada del accidente aéreo de 1995

Infobae Colombia habló con Jörg Hiller, director de la película, para saber cómo se reconstruyó la memoria de uno los peores siniestros de la historia del país

“Rescate en el Valle”, la historia no contada del accidente aéreo de 1995

Pubblicato : 2 anni fa di Sergio Rodríguez in General

“Damas y caballeros, este es el capitán Tafuri, hemos iniciado nuestro descenso para aterrizar en Cali. Es una noche hermosa como lo habíamos esperado. Pasaremos uno o dos aguaceros en el camino, pero en el aeropuerto en este momento la visibilidad es buena, la temperatura es dos tres o sea veintitrés grados Celsius y si lo prefieren en Fahrenheit, son setenta y dos grados en la escala Fahrenheit. Los vientos están a 10 millas por hora del nordeste. Es una noche muy bonita. Quiero darle las gracias a todos por volar con nosotros. Nuevamente mis excusas por la tardanza de esta noche. Esto pasa algunas veces, es muy frustrante, pero no había nada que pudiéramos hacer al respecto. Nuevamente, agradezco su paciencia en esta ocasión. Quiero desearles a todos felices fiestas y un sano y próspero 1996. Gracias por volar con nosotros”, estas fueron las últimas palabras que le dijo el capitán Nicholas Tafuri a los pasajeros del vuelo 965 de American Airlines el 20 de diciembre de 1995.

Minutos después, sobre las 9:41 p. m. de ese miércoles días antes de Navidad, el avión golpeó unos árboles en una montaña en Buga (Valle del Cauca) mientras hacían aproximaciones para aterrizar en el Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón de Cali. Un error humano, borrar unas coordenadas en el computador del avión y una falla en la identificación de los puntos de referencia para la navegación, puso al avión en curso de colisión contra la montaña. Cuando los pilotos intentaron corregir el rumbo y elevarse, la cola del avión, golpeó unos árboles y se estrelló con la montaña. Iban 163 personas en el vuelo y solo sobrevivieron cuatro y un perro.

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En Cali, el doctor Quintero entraba en una gripe, el paramédico Perdomo y el bombero Galvis estaban de turno. En el Hospital Universitario del Valle, el operador de radio de la unidad de urgencias escuchó que había un inconveniente el Aeropuerto Alfonso Bonilla: un vuelo que venía de Miami (Estados Unidos) no aparecía y el último contacto había sido hacía varios minutos. Los familiares de los pasajeros se agolparon en el aeropuerto buscando respuestas.

Hasta el aeropuerto llegaron el paramédico Perdomo y el doctor Quintero, en una ambulancia, por si se necesitaba algo, por si ocurría alguna emergencia, con tanta gente nerviosa y angustiada al no saber nada de sus familiares. El radioperador de la unidad urgencias, que estaba averiguando por su cuenta y por radio con otros operadores en las veredas de Tulúa y Buga, e incluso con la guerrilla, que tenía hombres en las montañas de Buga, recibió un dato importante. En una vereda habían escuchado un estruendo. Revisó un mapa que tenía cerca a su escritorio y le dijo al doctor Quintero y al paramédico Perdomo más o menos dónde podría haber caído el avión.

Un familiar de uno de los sobrevivientes del accidente, que estaba en el aeropuerto, se interpuso en el camino de la ambulancia y rogó para que lo dejaran acompañarlos. El doctor y el paramédico aceptaron y los tres cogieron camino. Al llegar al pie de la montaña, el Ejército no los dejó pasar, era zona roja y la guerrilla tenía campamentos y la orden era no dejar entrar a nadie.

El radioperador en el Hospital Universitario del Valle pudo hablar con la guerrilla, que le confirmó que había escuchado el estruendo y que no interferiría con el paso de las unidades para atender la emergencia, y el Ejército dejó pasar, escoltados, a las ambulancias y a los bomberos que también llegaron minutos después.

Llegados a cierto punto, los carros no podían entrar, por lo que instalaron un puesto de control y enviaron a los rescatistas a pie, pero la noche era espesa y la montaña es engañosa, algunos se perdieron y tocó, hasta el día siguiente, apoyados por helicópteros, que iniciaron las labores de rescate, luego de que se confirmara desde el aire que había, por lo menos, un sobreviviente.

Esta es la historia que cuenta Rescate en el Valle, la última película de Jörg Hiller que se estrenará el 19 de octubre en las salas de cine colombianas y que es una suerte de colofón a una necesidad que nació durante la pandemia de covid-19: contar la historia que había quedado a un lado, la historia de los rescatistas.

28 años después del siniestro, y dos años después de estrenar una docuserie Milagro en el Valle, que cuenta la historia del accidente aéreo desde la perspectiva de los sobrevivientes. Hiller y su esposa María Cecilia Boenheim, que es la coguionista de la película, presentan un largometraje con el que, además de rendirle homenaje a los rescatistas, buscan que no se olvide esta historia.

La película, o el interés en el accidente aéreo, nació en pandemia, cuando Boenheim, revisando material sobre el accidente, decía no recordarlo bien, pero recordarlo. Pero había algo que faltaba, pues reportajes y documentales sobre el siniestro, las causas del mismo, e historias sobre los sobrevivientes eran la constante. Hacía falta la otra cara de la historia, la de los rescatistas. Por esto, y apenas se pudo salir de los confinamientos, la pareja viajó a Cali para buscar a los rescatistas, a los protagonistas de la historia que querían contar.

Al primero que lograron contactar fue al doctor Quintero, que habló con ellos largo y tendido y les dio luces sobre los paramédicos y los bomberos y la importancia que tuvieron en el rescate. También les ayudó a ponerse en contacto con ellos y así lograr un cuerpo de entrevistas, que sumado al material de archivo de la prensa local, de Caracol Televisión, que coproduce la película, les permitió reconstruir el minuto a minuto de las 16 horas que tomó rescatar a las cinco personas, una de estas murió días después en el Hospital Universitario del Valle, y al perro, que sobrevivieron al accidente.

Durante las entrevistas a los rescatistas, los cineastas se dieron cuenta de que tenían algo importante entre manos, una historia compleja e importantísima para reconstruir la memoria de uno de los peores accidentes aéreos en la historia del país, esa que el cine ayuda reconstruir, pues el cine es la memoria visual de una nación:

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